Tras semanas de complicaciones médicas derivadas de un reciente procedimiento quirúrgico en el intestino, la poeta, escritora y activista juarense Arminé Arjona falleció ayer, 29 de diciembre, al mediodía.
Sin saberlo, miles de mexicanos han hecho suya una de sus frases más icónicas, pues, aunque fue popularizada principalmente por el expresidente Andrés Manuel López Obrador en sus visitas a la entidad, la creadora de “Abrazos, no balazos” o, como originalmente debería ser, “Regale abrazos, no balazos” fue Arminé.
Entre sus obras más reconocidas se encuentran Delincuentos, donde retrata cómo el tráfico ha permeado el tejido social de la ciudad fronteriza, y La Piel del Llanto, que recoge testimonios cargados de tragedia y resistencia.
Además, trabajó en múltiples libros, novelas y poemarios, incursionando también en la producción escénica, dejando un legado marcado por el humor negro, la ironía y los juegos de palabras, pues, aunque trataba temas delicados y complejos, siempre lo hacía con su inconfundible estilo, combinando estas figuras retóricas con un análisis profundo.
