¿QUÉ SIGNIFICA QUE JUECES, MAGISTRADOS Y MINISTROS SERÁN ELEGIDOS POR VOTO POPULAR EN MÉXICO Y A QUIENES REPRESENTAN?

A diferencia de presidentes municipales, diputados o senadores, los jueces no representan a una población ni a un sector social. No son portavoces del pueblo ni defensores de intereses particulares. Su función no es política, sino jurídica y técnica. En teoría, su deber es aplicar la ley de la forma más imparcial posible, incluso si eso va en contra de lo que quiere la mayoría o del clima político del momento.

Por eso, pensar que su elección por voto directo equivale a democratizar la justicia es un error de origen. Una cosa es que el poder judicial sea más abierto y sujeto al escrutinio público, y otra muy distinta es que los jueces deban actuar como representantes electorales.

Lo que sí se ha propuesto desde hace varias décadas —por universidades, organizaciones civiles e incluso desde dentro del propio poder judicial— es una reforma profunda, pero no electoralista, basada en abrir el sistema judicial sin someterlo a la lógica de campaña. Estas propuestas incluyen:

-Derecho a impugnar o cuestionar públicamente candidaturas (por nepotismo, corrupción o falta de capacidad).

-Informes periódicos del desempeño judicial, medido por calidad, no solo cantidad.

-Participación de la sociedad civil en comités de evaluación.

-Transparencia en los procesos de nombramiento, ascenso y sanción.

-Audiencias públicas con transmisiones en vivo y archivos abiertos.

-Consultas públicas y audiencias ciudadanas para designar cargos judiciales.

-Observatorios ciudadanos que sigan sentencias y decisiones clave.

-Mecanismos comunitarios de monitoreo judicial.

-Derecho a réplica frente a resoluciones que afecten a colectivos vulnerables.

-Publicación completa de sentencias, con lenguaje accesible.

Estas propuestas sí apuntan al corazón del problema: la corrupción, la impunidad y la opacidad judicial. No son soluciones fáciles ni espectaculares, pero van en serio. En cambio, apostar todo a la votación popular puede ser una salida cómoda, simbólica y superficial que deje las cosas tal como están, solo que ahora con una capa de legitimidad electoral.

Democratizar la justicia no es hacerla popular; es hacerla transparente, accesible y responsable, con rendición de cuentas, participación ciudadana e igualdad ante la ley.

 LAS COSAS COMO SON

Dr. Carlos Sedano Saldaña

De la redacción

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